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Las utilities enfrentan una necesidad crítica de transformación digital. Muchas todavía gestionan su atención al cliente con procesos manuales, canales desconectados y sin acceso unificado a la información. Esto genera oficinas y contact centers saturados, altos costos operativos, demoras en la resolución de gestiones y una experiencia fragmentada que frustra tanto a los usuarios como a los equipos internos. Para los usuarios, esto se traduce en largas esperas, trámites presenciales innecesarios y poca capacidad de autogestión. La relación con su proveedor se vuelve lenta, poco transparente y difícil de confiar, lo que deteriora su experiencia y nivel de satisfacción.