El 2 de noviembre pasado el Canciller, Jorge Faurie, firmó con su par de la República de Chile, Heraldo Muñoz, dos acuerdos bilaterales como conclusión de las decisiones tomadas casi un año antes, luego de la reunión presidencial de diciembre de 2016, donde además,habían concurrido los ministros de todas las carteras de ambos países. En aquella ocasión se decidió negociar un ambicioso acuerdo de liberalización comercial que contuviese tanto los nuevos temas surgidos a partir del cambio tecnológico de los últimos años, como la actualización de los mecanismos de comercio y diálogo vigentes. Es por esto que en los nuevos acuerdos fueron tenidas en cuenta las reglas existentes en los acuerdos bilaterales previos y en los de complementación económica entre Chile y el Mercosur.
Chile es un socio comercial estratégico para la Argentina, con U$D 1.600 millones, representa el mayor superávit comercial del continente americano. La composición de las exportaciones argentinas es además un factor cualitativamente importante ya que predominan bienes de origen industrial o de alto agregado de valor. Por otra parte, nuestro vecino trasandino es uno de los principales emisores de inversión extranjera directa (IED) en América y el 5to inversor en Argentina. Invierte en el mundo unos U$D 10.000 millones anuales y en los últimos dos años se anunciaron algunas inversiones chilenas en nuestro país (en retail, alimentos y bebidas y minería) que, se espera, se concreten próximamente.
Por esto último, entre muchos de los temas tratados, se dio especial atención a la actualizaron de las reglas referidas a inversiones. El Acuerdo de Protección Recíproca de Inversiones entre las partes existente (de 1991) fue reemplazado por un instrumento moderno que otorga mayor seguridad jurídica a los Estados y a los inversores, donde se reafirma el derecho a regular de los Estados, pero al mismo tiempo, se mantiene un alto nivel de protección a los inversores del otro país.
Entre los temas que eran novedad en la negociación, podemos mencionar tres: Se liberalizó una importante proporción del comercio de servicios, generando oportunidades, por ejemplo, la provisión de servicios profesionales a Chile; el vecino país importa servicios del mundo por unos U$D 13.500 millones. Se ha logrado llegar por primera vez para nuestro país, a un acuerdo sobre comercio electrónico, el mismo incluye un marco general, disposiciones sobre reconocimiento mutuo de firma digital, sobre defensa del consumidor online y protección de datos personales. Finalmente, entre muchos otros temas, se debe destacar el acuerdo por la eliminación del costo adicional del servicio de roaming a los ciudadanos de ambos países cuando visitan al país vecino. Este punto será aplicable dentro de un año a partir de la fecha de la entrada en vigor, e incluye el costo por transmisión de texto, las llamadas y los datos.
Otros temas que por su importancia no escaparon al set de reglas que componen estos acuerdos, fueron los capítulos dedicados a regular las implicancias del comercio para elmedio ambiente y para el trabajo. Los compromisos asumidos incluyen mecanismos de cooperación que aseguran que las partes no fomentarán el comercio sobre la base de ventajas obtenidas a través del debilitamiento de estándares ambientas y laborales. En este mismo sentido, también fueron incorporadas reglas dedicadas a atender los intereses de las Pymes y su problemática particular.
La firma de los acuerdos fue el resultado de la decisión política de los presidentes Macri y Bachelet de profundizar la integración bilateral y vienen a complementar y completar una serie de entendimientos entre ambos países. Es por esto que se lograron en términos relativamente cortos, tras cinco intensas rondas de negociaciones que llevaron un año de trabajo. En el acto, el Canciller Faurie afirmó que “este acuerdo moderniza nuestra relación bilateral y nuestro intercambio económico”.Tal es su importancia, que el Canciller chileno, Heraldo Muñoz, en ocasión de la firma señalo: “Lo que hemos firmado hoy es un hito histórico. Hemos avanzado de manera sustantiva, real y no retórica en integración bilateral”.
El objetivo de los instrumentos es generar las condiciones para un aumento del comercio bilateral, de las inversiones recíprocas, de nuevas oportunidades para el comercio de servicios y el comercio electrónico que serán aprovechadas por las comunidades de negocios de ambos países y ciertos beneficios muy concretos para ciudadanos chilenos y argentinos cuando viajan al otro país.