Con el fin del virreinato del Río de la Plata comenzó un nuevo período de reorganización territorial en América del Sur. Los límites y las fronteras se establecieron al tiempo que se ocupaba y organizaba el actual territorio argentino, y se conformaban asimismo los Estados vecinos. El proceso de delimitación del territorio argentino comenzó en la segunda mitad del siglo XIX, en coincidencia con el período de organización del Estado nacional. Fue un proceso largo y complejo, que se convirtió en una cuestión de Estado a partir de la independencia. Si bien se concentró en el período señalado, varios diferendos limítrofes requirieron instancias de negociación entre los países, a veces con la participación de terceros como en el caso argentino-chileno, en el que intervino la corona británica.
Tal es así que, las Memorias del Ministerio de 1860 en adelante otorgaron un espacio fundamental tanto a las actividades llevadas a cabo en relación a la demarcación de límites con Chile, cuanto al orden de los documentos que hacen referencia a estas cuestiones y que se encuentran en el Archivo. La Ley 3.727 de 1898 le otorgó al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto la exclusiva competencia para la determinación y demarcación de los límites internacionales, la resolución de las cuestiones a que ellos den lugar y el establecimiento de convenios relativos a la fijación de dichos límites. Para atender estas cuestiones se creó la Comisión Nacional de Límites Internacionales, dependiente de la División de Límites Internacionales.
La Memoria del Ministerio de 1915-1916 señala que “la División estaba a cargo de las Comisiones de Demarcación, el Servicio geográfico, la Conservación de las cartas para uso del Departamento, de los planos y documentos relativos a los límites del territorio, la construcción de mapas y redacción de estudios y notas geográficas para el servicio del Ministerio”.
Sin embargo, la documentación vinculada a la Comisión de Límites, no suele referir a un grupo único sino a varios distintos, denominados “Subcomisiones”, que todos ellos en su conjunto conformaron la denominación coloquial de “Comisión de Límites”, una agrupación de 12 subcomisiones que exploró el territorio durante 11 años.
En esta ocasión presentamos los negativos de vidrio de las fotografías tomadas por las subcomisiones demarcadoras de límites internacionales, conjunto que constituye una serie dentro de nuestro acervo documental.
El funcionamiento de la Comisión
La Comisión demarcadora trabajaba en conjunto con las enviadas por la contraparte conformando Comisiones mixtas. Sus miembros eran ingenieros, marinos, científicos, geólogos, botánicos, baqueanos, peones, arrieros, cocineros, señaleros, preparadores de instrumentos, fotógrafos y dibujantes, como muestran algunas de las imágenes positivadas y digitalizadas de nuestro acervo.
Su misión era representar el recorrido de la línea del límite en el terreno y erigir hitos en aquellos lugares donde fuera necesario, conjuntamente con la comisión de límites de la contraparte. Sus integrantes pasaban largas jornadas en sitios alejados de las poblaciones más próximas, el trabajo de campo era extenuante y cargado de imprevistos. Estas campañas contribuyeron al conocimiento del territorio, su flora y fauna; a la confección de cartografía; permitieron el inicio de las observaciones geológicas y dieron lugar a las primeras colecciones de fósiles y herbarios.
De acuerdo a lo establecido en el Tratado de 1881, cada país debía nombrar a un perito. El rol de "perito" fue un cargo oficial cuya responsabilidad era la de liderar el estudio, exploración y demarcación en la zona limítrofe. Ambos peritos, el argentino y el chileno, reportaban directamente al Canciller.
En dicha tarea, Argentina contó con cinco peritos. Octavio Pico fue el primero, designado en enero de 1890 junto a un secretario, cinco ayudantes, un médico y un arreglador de instrumentos. Luego siguieron Valentín Virasoro, Norberto Quirno Costa, Francisco P. Moreno, y Zacarías Sánchez, quien tomó ese rol cuando Moreno partió a Londres. Chile, en cambio, tuvo una figura única: don Diego Barros Arana, erudito y tal vez el historiador más influyente de Chile.
En un principio, se habían creado dos subcomisiones mixtas, llamadas en los documentos la del Norte y la del Sur. Sin embargo, el trabajo a realizar en el terreno resultó ser tan extenso que el número de las subcomisiones fue creciendo gradualmente. En 1892 ambos países con sus respectivas Comisiones intentaron comenzar conjuntamente las tareas de demarcación en la Tierra del Fuego y en el norte del país, en la zona de San Francisco, Catamarca. Cada comisión era presidida por un “Ayudante Jefe” que era el responsable de realizar sus informes al Perito. Entre 1892 y 1903, los exploradores eran delegados por el Estado argentino para explorar, cartografiar, fotografiar y demarcar el límite internacional. Trabajaban en la temporada buena y se veían obligados a pausar el trabajo en la cordillera antes del cierre del paso fronterizo.
Las fotografías tomadas por los expedicionarios exhiben una variedad de paisajes naturales, junto con algunos personajes que han podido ser reconocidos a lo largo de las investigaciones. Entre ellas, se destacan la Misión Salesiana en Río Grande, actual provincia de Tierra del Fuego, el imponente volcán Lanín en Neuquén, y numerosos retratos de familias de pobladores locales.
Se estima que estas fotografías hayan integrado los ejemplares titulados “La Frontera argentina- chilena en la Cordillera de los Andes”, impresos en Londres a pedido del Gobierno argentino entre 1901 y 1903, y que contenían la Memoria presentada al Tribunal nombrado por la Corona Británica para considerar e informar sobre las diferencias suscitadas respecto a la frontera entre las Repúblicas argentina y chilena, a fin de justificar la demanda argentina de que el límite se trazara en la Cumbre de la Cordillera de los Andes, de acuerdo con los tratados de 1881 y 1893.
El trabajo de conservación en los negativos
El Archivo de la Cancillería cuenta con alrededor de 450 cajas de negativos. Cada una de ellas contiene entre 10 y 15 placas (algunas contienen el doble, otras muchas menos). Se presume que muchas de ellas son tomas estereoscópicas (aun cuando las placas estuvieran separadas), muy comunes en la fotografía científica de la época. Podemos estimar alrededor de 8000 imágenes. Según investigaciones de Juan Pablo Baliña éste no sería el número total de fotografías tomadas por las comisiones, dado que existen otras preservadas en instituciones como el Museo de la Plata y en museos en la Patagonia. No obstante, la Cancillería argentina posee la mayor parte en su fondo.
Los negativos están almacenados en sus cajas originales de “Lumière & ses fills”, una de las primeras empresas que fabricó "placas secas". Estas placas de vidrio contienen en su superficie una gelatina con una solución de bromuro de plata y una vez preparadas, mantienen su fotosensibilidad por meses. Se trató de una innovación técnica respecto de las placas al colodión húmedo, que debían ser preparadas segundos antes de realizar la toma y era necesario revelarlas al instante, lo que implicaba tener un laboratorio en el lugar de la toma. Radicada en Lyon, Francia, Lumière comenzó a producir estas placas en 1882. El éxito fue tal que decidieron emprender su fabricación industrial. Pronto se convirtió en una de las fábricas más importantes de Europa y en 1905 inauguraron filiales en Estados Unidos.
La masividad de la producción, en conjunto con las facilidades técnicas favoreció el acceso público a la fotografía y promovió el uso aficionado. Por su portabilidad fueron el insumo técnico ideal para registrar las campañas de demarcación de límites.
El proceso de conservación de los negativos en el Archivo Histórico está enfocado en mejorar las guardas y, de este modo, frenar el deterioro del material causado por los cambios abruptos en la humedad relativa, detener la formación del “espejo de plata”, así como el desvanecimiento de la imagen, amarillamiento y el envejecimiento del cloruro de mercurio, (que se presenta como manchas blanquecinas, o del ioduro de mercurio, que se presenta como manchas color amarillo limón, usados en la post producción del negativo.
Se observan en el material diversos detalles que esperan estudios posteriores como, por ejemplo, el hecho de que muchas placas presentan repintes y fragmentos de papel adherido, normalmente de colores opacos, cuyo objetivo podría ser el de remarcar sectores específicos de la imagen a la hora de su impresión. Estas marcas y retoques son más frecuentes en las fotografías relacionadas a perfiles montañosos. Otra interesante información que se encuentra en estos objetos son las firmas de los fotógrafos, o números vinculados con las anotaciones que llevaban las subcomisiones. Esta información es obtenida al revelar el negativo, pero al ver el objeto podemos entender cuál fue la técnica utilizada para hacer estas marcas: la abrasión de la gelatina
La serie se encuentra digitalizada para su consulta, previa solicitud de su inventario a archivo@mrecic.gov.ar.
Por Florencia Coronel, Victoria Zucchi y Claudia Pantoja - Archivo Histórico de la Cancillería Argentina.
Agradecemos a Juan Pablo Baliña por los datos proporcionados.