Señor Ministro del Interior de la República De Chile,
Distinguidos Ministros del Poder Ejecutivo de la Hermana República de Chile,
Estimados Colegas del Gabinete del Poder Ejecutivo Nacional,
Señores Secretarios y Subsecretarios de Estado,
Señores Embajadores,
Señores Legisladores,
Autoridades Nacionales Chilenas y Argentinas,
Señoras y Señores:
Es para mí un honor dar la bienvenida a nuestros distinguidos visitantes, los Ministros del Poder Ejecutivo de Chile. Saludo a mis colegas del Gabinete nacional, y a los señores legisladores chilenos y argentinos, miembros de la Comisión Parlamentaria Conjunta, cuya participación en este encuentro, ratifica el carácter de política de estado que representa para los dos países, este proceso de integración binacional.
En la consolidación de este objetivo común, convocamos hoy a esta Segunda Reunión Binacional de Ministros que es la continuidad de la fructífera experiencia del Primer Encuentro Ministerial que tuvo lugar en Santiago de Chile, en mayo de 2006.
Este encuentro de los gabinetes nacionales acontece en una etapa trascendental de la relación bilateral y coincide con la conmemoración del Veinticinco Aniversario del Tratado de Paz y Amistad de 1984.
El proceso de integración como Política de Estado entre la Argentina y Chile se ha visto fortalecido, por la voluntad política y la vocación de integración puesta de manifiesto en estos últimos años por nuestros gobiernos, a la luz de nuestro compromiso con la paz, la promoción de los derechos humanos y el común objetivo de construir en nuestros países una sociedad más justa y equitativa.
Quiero destacar que la integración binacional, también ha sido asumida, con profunda convicción, por nuestras provincias y por las regiones chilenas, con el acompañamiento activo de las sociedades civiles de ambos países.
La histórica firma del Tratado de Paz y Amistad de 1984 constituyó sin duda un punto de inflexión definitivo en la relación bilateral que nos permitió superar los desencuentros provocados por las dictaduras que sojuzgaron a nuestros pueblos.
Hoy estamos transitando una nueva era de cooperación y acercamiento recíproco, en la que podemos sentirnos orgullosos de los logros alcanzados. Nuestros países han superado ya la necesidad de medidas de confianza pues avanzamos decididamente hacia una integración plena. Prueba de ello, lo constituye la reciente creación de la fuerza combinada de paz, “Cruz del Sur”, un aporte novedoso que pone de relieve nuestro común compromiso con la paz y la seguridad internacional en el marco del multilateralismo.
Avanzamos en nuestra integración física pavimentando y adecuando la infraestructura de nuestros pasos fronterizos en “Jama”, “Cardenal Samoré” e “Integración Austral”; el año próximo inauguraremos el paso “Pehuenche” y estamos avanzando en los trabajos preparatorios para la gran obra del trasandino central y del paso de “Aguas Negras”. Asimismo hemos transformado los comités de integración en verdaderos eslabones de la integración extendidos a lo largo de nuestra frontera común, reconociendo el protagonismo de nuestras provincias y regiones como actores de este novedoso proceso. Esta enunciación representa una pequeña muestra de un amplio abanico de acciones igualmente relevantes en el marco de nuestras relaciones bilaterales.
El crecimiento en el intercambio comercial entre la Argentina y Chile en los últimos años es otra muestra elocuente de las amplias, diversas y profundas relaciones que hemos construido en los ámbitos comercial, económico y empresarial. Como consecuencia de la evolución de este proceso, la Argentina ocupa, actualmente, el segundo lugar como destino de las inversiones chilenas en el exterior y Chile es el cuarto destino de nuestras exportaciones.
También se debe destacar el trabajo conjunto en varios sectores económicos estratégicos, gracias al cual estamos avanzando en el diseño de programas de integración industrial entre empresas argentinas y chilenas, que nos permita iniciar procesos productivos en nuestro país para finalizarlos en Chile, aprovechando sus facilidades como plataforma de salida de productos hacia terceros mercados. Buscamos una nueva visión de integración, en la que actuando como socios estratégicos, aportemos valor agregado en forma conjunta para abastecer a mercados no tradicionales, a escalas que superen los cálculos previstos por inversores atomizados con acceso a información limitada.
Sin embargo, necesitamos continuar trabajando en temas que tengan un impacto concreto en la vida cotidiana de nuestros habitantes: la facilitación de la circulación de personas, el perfeccionamiento de nuestros controles fronterizos, la plena implementación de los acuerdos sobre el reconocimiento de títulos universitarios, entre otros puntos pendientes de nuestra agenda común.
En estos últimos años hemos creados instituciones y trabajado intensamente basados en un amplio espíritu de cooperación. La perspectiva actual de nuestras relaciones nos indica sin embargo, que el actual marco legal resulta insuficiente, frente a la voluntad de nuestros gobiernos y de nuestros pueblos de afianzar los logros alcanzados y profundizar nuestros vínculos.
La multiplicidad de escenarios en los cuáles la integración tiene lugar, nos alienta a desarrollar nuevos acuerdos que permitan renovar el marco referencial por el Tratado de 1984. Los desafíos del siglo XXI nos demandan reforzar nuestra política común mediante un acuerdo superador, que nos permita reflejar los importante progresos que hemos alcanzado en estos años y seguir avanzando en nuestro proceso integrador.
Hoy podemos anunciar que nuestras cancillerías han elaborado un proyecto superador del Tratado de Paz y Amistad. Este proyecto recoge todas las experiencias institucionales previas de nuestra relación bilateral y enuncia los objetivos y las acciones de carácter programático que constituirán seguramente una importante contribución a la integración y el desarrollo de nuestras naciones.
Este futuro acuerdo también ha sido dotado de las previsiones técnicas que permitan otorgarle la flexibilidad jurídica necesaria para que en el futuro, nuestros gobiernos puedan ampliarlo mediante protocolos específicos que faciliten la adecuación a los nuevos desafíos que se presenten.
La elaboración final de este nuevo Tratado precisa de los aportes de los ministerios nacionales de ambos países. Sus contribuciones nos permitirán definir, entre otros temas, la libre circulación de personas, el estudio y desarrollo de grandes obras de infraestructura binacionales como el Proyecto de Rehabilitación del Ferrocarril Transandino Central; la cooperación en el ámbito de la educación, salud, energía, la complementariedad económica o el trabajo conjunto en la ciencia y en la tecnología. Este paso brindará un sustento mayor a la visión política que compartimos y que esperamos materializar mediante la firma de este futuro acuerdo.
Señalo especialmente, que este nuevo acuerdo reconoce la valiosa experiencia integradora de los comités de integración. Estos foros de encuentro de nuestras provincias y regiones, recibirán en el futuro marco normativo, el carácter de uno de los agentes principales del proceso integrador. Su labor aproxima los resultados de la integración a cada ciudadano argentino y chileno que habitan en nuestra extensa geografía.
Frente a las incertidumbres que se abren en el mundo de hoy como resultado de la profunda crisis económica internacional, la Argentina y Chile se encuentran en condiciones de enfrentar las dificultades fortaleciendo la integración y trabajando conjuntamente en la región para preservar la paz, la estabilidad regional, la democracia y los derechos humanos.
La clave para superar esta crisis es la coordinación y la cooperación entre los países, especialmente, con nuestros socios estratégicos regionales. Debemos ser capaces de pensar nuevas herramientas, diseñar medidas innovadoras y profundizar la integración física, energética comercial, económica, política y social.
Al concluir este nuevo Tratado, no sólo estaremos ingresando en un nuevo estadio de nuestras relaciones bilaterales, también estaremos honrando la memoria de nuestros libertadores, José de San Martín y Bernardo O’Higgins, como también aquellos ciudadanos argentinos y chilenos, quienes en estos doscientos años de vida independiente construyeron ese patrimonio espiritual de valores y visiones comunes que subyace en los resultados de nuestro presente.
Nuestro trabajo del día de hoy proyectará nuestra relación bilateral hacia el período que coincide con la celebración de nuestro Bicentenario. Esta fecha emblemática nos permitirá reflexionar sobre nuestro pasado, sobre nuestro presente y sobre nuestro porvenir. Pero por sobre todo, esta conmemoración nos permitirá reconocer, con un verdadero espíritu fraterno, que nuestros lazos trascienden al tiempo y a las generaciones.
Por lo tanto, es para mí un honor declarar inaugurada esta Segunda Reunión Binacional de Ministros.
Muchas gracias