La Argentina volverá a exportar cueros
procesados a Indonesia luego de que esa nación reconsideró
la necesidad de mantener una prohibición al ingreso de esos productos
que había impuesto debido a la reaparición de focos de
fiebre aftosa en nuestro país, aún cuando no existía
ningún sustento científico ni jurídico para tal
restricción.
Días atrás,
luego de varios meses de negociaciones encabezadas por la Cancillería
argentina con la asistencia del sector industrial, el gobierno indonesio
derogó la medida, que de mantenerse pudo producir un efecto de
contagio en la región con un notorio perjuicio para las exportaciones
argentinas, hecho que se ha logrado evitar.
Una de las razones sobre
la que se basó la negociación para la reapertura del mercado
entre los operadores argentinos y las autoridades de Indonesia fue la
constatación de que el procesamiento que reciben los cueros para
ser curtidos impide la transmisión de la fiebre aftosa, al quedar
inerte cualquier presencia orgánica viva. De hecho la Oficina
Internacional de Epizootias (OIE) descarta la probabilidad de transmisión
de la enfermedad a través de los cueros curtidos.
Los países de la
región del sudeste asiático importan el 25 por ciento
de la producción argentina de cueros curtidos, lo que en el primer
semestre de este año representó 108 millones de dólares,
y se calcula que con la actual regularización de ventas el comercio
con Indonesia y otros países se duplicará.
La industria curtidora
de nuestro país emplea a más de 30 mil personas y es muy
relevante en la estructura de las exportaciones argentinas, ya que se
exporta el 85 por ciento de la producción nacional a diferentes
mercados que cubren más de 50 países.
Durante el año
pasado, las exportaciones de cueros curtidos terminados, semiterminados
y manufacturados totalizaron casi mil millones de dólares, con
lo que la Argentina se ubicó como el segundo exportador mundial
de estos productos.
10 de septiembre de 2001