Durante
la reunión de consultas informales que tuvo lugar el 5 de enero de
2005 en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el Canciller
argentino (el país está a cargo de la presidencia) puso de relieve
la distinción que para la Argentina significaba estar presente en
dicho evento. Lo hizo frente a los representantes de Argelia, Benin,
Brasil, China, Dinamarca, Francia, Grecia, Japón, Filipinas, Reino
Unido, Estados Unidos, Federación Rusa, Rumania y Tanzania.
Tras
felicitar al Representante Permanente de Argelia ante las Naciones
Unidas, embajador Baali y a su equipo por la destacada presidencia
del mes de diciembre y hacer votos para que el desempeño argentino
estuviera a la altura de la labor de la delegación de Argelia, hizo
referencia a la censura que el revolucionario francés Mirabeau dedicaba
a los hombres que se proclamaban superiores en razón de la indiferencia
con que veían las desdichas y los crímenes. Añadió seguidamente que
el trabajo conjunto del embajador Baali y
de todos los miembros del Consejo,
procura rescatar la mejor naturaleza de la condición humana, aquella
a la que ninguna desdicha ni crimen resulta indiferente y a la que
el mundo le debe una esperanza.
A
continuación la Argentina se refirió a la tragedia ocurrida como
consecuencia del tsunami, que con su saldo de centenares de miles
de seres humanos muertos o heridos, enluta a toda la comunidad internacional,
a la que ninguna desgracia debe resultar indiferente.
Tras
expresar las condolencias del gobierno argentino a las familias de
las personas fallecidas, y reiterar el compromiso de asistencia en
todo cuanto resulte posible a los países más directamente aquejados,
propuso se observara un minuto de silencio, en línea con la actitud
del Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan que se
encuentra actualmente en la región para transmitir personalmente
el pesar de las Naciones Unidas por lo ocurrido y poner de manifiesto
el compromiso de la comunidad internacional de asistir a las víctimas
del desastre.
Para
culminar, la delegación argentina expresó que a todos, cuya memoria
está destinada a vivir, les toca ser elevados en la consideración
de sus contemporáneos, para luego ser denigrados por los mismos que
antes los aplaudieron. Ya la historia se encargará de hacerlos el
símbolo de la época que representan.
"
Es por ello que quienes conforman el Consejo de Seguridad tienen la
responsabilidad de construir el
futuro que la humanidad tiene por delante. El desafío -
concluyó la delegación argentina- es hacerlo sabiendo que nuestros
contemporáneos podrán conducirnos al cielo o al infierno. La esperanza reside
en confiar en que hemos puesto lo mejor de nosotros por un mundo más
justo y más humano y que, a eso, lo llamamos la conciencia
de nuestra condición humana"
.
Buenos
Aires, 05 de enero de 2005