Considerada la obra cumbre del arquitecto Alejandro Christophersen, el Palacio San Martín se nos brinda como un ejemplo insoslayable de la arquitectura ecléctica de finales de siglo XIX y principios del XX, más puntualmente del academicismo francés, difundido internacionalmente desde la Ecole des Beaux Arts de París.
Al recorrerlo exteriormente observamos el vocabulario clásico de sus pilastras, molduras y ornamentos, y la mansarda que corona el edificio, con sus techos de pizarra y ojos de buey, característicos de la arquitectura francesa de la época.
El lujo y la expresión de poder simbólico, a través de los estilos de decoración interior neobarrocos o neorococó (que retoman el gusto de la aristocracia europea), es una característica de los palacios eclécticos criollos de finales de siglo XIX y principios del XX. Cada ambiente ofrece una caracterización particular, encontrándose espacios donde lo clásico dialoga con el modernismo de estructuras de hierro y vidrio.