Excelencias,
Les agradezco mucho su presencia en este almuerzo, que he querido ofrecerles con diversos motivos.
En primer lugar, como un homenaje a los representantes de los países de Europa que han logrado alcanzar un hito histórico en su relación, al sumar 10 nuevos Estados a la Unión Europea. Tanto a los que ya eran miembros, por su disposición a compartir con los nuevos socios los beneficios de una unión más perfecta, como a los que se acaban de asociar, por los esfuerzos que han llevado a cabo para unirse a un proyecto que consolidará su desarrollo en torno a elevados principios morales.
En segundo lugar, porque quiero dar una nueva muestra de que la Argentina se asocia a este magno acontecimiento, que vivimos con mucha intensidad, ya que tiene lugar en la que para la mayoría de los argentinos es la tierra de nuestros ancestros. Un proceso que también seguimos con interés, en un afán por dilucidar las consecuencias que esta ampliación tendrá sobre las relaciones con vuestro continente.
El domingo pasado tuve el privilegio de participar de la magnífica celebración del Día de Europa en el Teatro Colón, en la que quedó claramente de manifiesto la riqueza y la diversidad cultural de ese continente, que tanto ha enriquecido nuestra propia cultura, dando lugar a una seminal simbiosis con nuestras propias tradiciones. La fervorosa respuesta del público a las distintas manifestaciones artísticas de las que disfrutamos en esa ocasión habla a las claras del entusiasmo con que nuestra población se ha asociado a este momento histórico. Como dijo el Presidente de la Comisión Europea Romano Prodi en su mensaje al Club Europeo de la Argentina, "por razones históricas y culturales, la Argentina ha sido siempre uno de los socios más cercanos a la Unión Europea del mundo".
Cómo no festejar nosotros también un proceso que fue sintetizado por el Primer Ministro de Irlanda, Bertie Ahern, en estas hermosas palabras: "No debemos olvidar nunca que de la guerra hemos creado la paz; del odio, el respeto; de la división, la unión; de la dictadura, democracias; de la pobreza, prosperidad".
Pasadas ya estas justificadas celebraciones, queda por delante un arduo camino a recorrer. Para vuestros países, que tendrán que hacer frente a los grandes desafíos que plantea la ampliación, así como para América Latina y para nuestro propio país. También para nosotros significa un desafío enfrentar los cambios a los que la ampliación dio y dará lugar, tanto en el terreno político como en el económico y comercial.
Mucho se ha especulado sobre las consecuencias que la ampliación tendrá sobre América Latina y sobre la Argentina en particular. Aunque los estudios más detallados parecen indicar que, al menos en el terreno comercial, esas consecuencias serán positivas para nuestro país, la adhesión de nuevos países tendrá seguramente un impacto sectorial significativo. Al mismo tiempo, existe cierta inquietud en cuanto al futuro de las inversiones procedentes de Europa, que supuestamente podrían ahora encontrar mayor atractivo en los nuevos socios.
En todo caso, creo que, en el plano político, el fluido diálogo que ya mantenemos con los 10 nuevos países no puede verse menos que enriquecido. Ello en razón de que esos países participarán ahora de las decisiones que adopte la Unión Europea, y como tales ganarán en relevancia para nuestro país.
Creo que este almuerzo representa una excelente ocasión para que analicemos estos desafíos. Pero antes de comenzar permítanme proponer un brindis por el éxito de la ampliación, y porque este proyecto contribuya al crecimiento y a la grandeza de todas las naciones aquí representadas.
¡Salud!