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Rafael Antonio Bielsa

Miércoles 2 Junio 2004
Discurso del Sr. Canciller Rafael Antonio Bielsa
Presentación de la Revista EGES
Discurso de lanzamiento

Buenas noches:

En primer lugar quería agradecer a los directivos de EGES, la invitación a participar de este lanzamiento. Me alegra que gente tan joven tenga estas iniciativas, y les deseo el mayor de los éxitos para esta publicación, que sin duda es muy oportuna no por que no existan en el país intentos de este tipo sino por que creo que no los hay con el ánimo de conjugar el conocimiento con lo político propiamente dicho.

Esta es la verdadera conjunción que creo yo, han sabido interpretar estos profesionales y han decidido dar a conocer esta publicación sobre políticas públicas que intenta superar el marco del mero diagnóstico para pasar al marco propositivo, con plena conciencia que las propuestas meramente técnicas o académicas no siempre pueden cambiar una realidad. Insisto entonces con que celebro este acercamiento entre la idea y la acción, hábida la necesidad de repensar el Estado, sus organizaciones, sus recursos humanos y también la política en el ámbito nacional.

Mucho se dice en la actualidad con relación a la crisis de la política y de las instituciones en la República Argentina. Y la verdad que de tanto hablar de esto corremos el riesgo de no precisar a lo que nos estamos refiriendo y creo que esta es una buena oportunidad para poner detalle a algunas de las ideas.

La Argentina necesita una nueva institucionalidad pero esta no es una tarea ni sencilla ni rápida de llevar a cabo.

Referir a la institucionalidad es referirnos a aquellos rasgos estructurales de la sociedad y de las formas de gobierno, que trasciende a los individuos, que son perdurables en el tiempo, que restringe el comportamiento de sus miembros y que alude a valores compartidos. Pensar en la institucionalidad argentina de los últimos años y lo que ésta ha generado en términos de credibilidad, confianza y expectativas en la sociedad, nos confirma que es hora de que la política tome el toro por las astas, y trabaje para remediar este problema.

Desde el crecimiento del ausentismo en las elecciones hasta las manifestaciones espontáneas reclamando soluciones a problemas que no demuestran otra cosa que la ausencia de Estado, todo realce la vigencia y la importancia de colocar el tema de la construcción de una institucionalidad en el centro del debate.

Las instituciones son capaces de construir cierta predecibilidad y regularidad de resultados, es decir producir cierta "racionalidad colectiva"; dentro de este enfoque la eficiencia se refiere a la capacidad de una organización política para dar curso en forma de decisión a un conjunto de preferencias expresadas por la sociedad, es decir, donde no se ponga en riesgo la legitimidad del sistema político.

Para la construcción de esta legitimidad, dos son las herramientas indispensables:

la primera la reconstrucción cierta del estado;
la segunda, la revitalización de la política pública, esta última no como meros formalismos burocráticos sino como herramientas para la construcción de nuevas reglas de juego que construyan una nueva relación entre los líderes y los ciudadanos.

La crisis de 2001 ha dejado varias enseñanzas, la principal para la política, que se rompió el lazo con la sociedad. Sin la reconstrucción de este vínculo, es muy poco lo que se puede hacer. Pero no todo está perdido. Otra de las enseñanzas es que a pesar de todo, nuestra sociedad cree muy por encima que otras sociedades del continente latinoamericano, que la democracia es el régimen en el cual tenemos mayores alternativas de solucionar los problemas. Lo dice una sociedad después de haber vivido una de las crisis económicas y sociales más impactantes de las que se tenga memoria, una crisis que como nuestro Presidente lo expresa, nos ha dejado en el infierno.

Por lo tanto, además de la gobernabilidad tan aludida en los últimos años, el principal desafío de la democracia es la construcción de una ciudadanía plena y la mejora en la calidad institucional y esto no se logra sin estado.

El estado existe no solo por sus organizaciones y por su burocracia sino por los productos que genera e implementa. Por la calidad de sus políticas publicas que no son otra cosa que los nexos concretos diseñados entre los problemas de la sociedad y las herramientas técnicas, políticas o normativas para solucionarlos.

El poder de los gobernantes no pasa por la acumulación de poder en sí mismo sino como medio para instrumentar soluciones. Ese es el principal desafío de este tiempo y de la clase dirigente en su conjunto: dejar de concebir el poder como un bien propio al servicio de ambiciones o intereses personales. Solo dejando esta idea de lado se dejará de lado la idea de propiedad privada de las instituciones, tan presente en nuestra cultura política.

Discutir políticas públicas es debatir una nueva institucionalidad, es discutir un nuevo estado, el estado necesario para esta realidad nacional y para transformar esta realidad en este mundo.

Por eso destaco y me reconforta la creación de esta revista destinada específicamente al debate de ideas, de teorías, de modelos, de enfoques, de propuestas, necesarias para un país que necesita discutir Políticas Públicas de mediano y largo plazo, por que haciéndolo estamos construyendo futuro, estamos construyendo institucionalidad, estamos consolidando democracia, participación y representación.

Necesitamos encontrar respuestas abarcadoras a los principales desafíos de la Argentina que como dije en un principio no pueden deslindarse de la creación de una ciudadanía más plena: la inserción internacional, la inclusión social, la sustentabilidad económica y la gobernabilidad democrática.

Necesitamos diseñar Políticas públicas que respondan a nuevos valores y a nuevos desafíos: la diversidad, la pluralidad, la tolerancia, la mayor libertad que implica el hombre global pero también sus mayores complejidades desde lo cultural, lo étnico, lo profesional.

Trabajar para estos desafíos implica una nueva visión, una nueva actitud, un nuevo profesionalismo. Es estado argentino debe cambiar, pero su cambio debe ser consistente y para siempre, debe ser gradual pero consecutivo, y para esto necesitamos definir que país queremos ser, que tipo de Nación anhelamos crear. Iniciar el debate sobre los problemas que tenemos y sobre como abordar sus soluciones es una de las alternativas y para ello ningún espacio de reflexión y de difusión es menor.

Hoy sabemos que el dominio de una técnica específica no puede tener el dominio específico de la decisión política. Hoy todos los argentinos queremos un Estado distinto pero sabemos que esto no se consigue por obra de los ajustes estructurales ó de la importación de modelos exitosos. Hoy más que nunca necesitamos construir soluciones propias, diseños que nos incluyan y no que excluyan, bisagras entre lo nuevo y lo viejo. Sólo así le daremos sentido y aire nuevo a nuestras instituciones; sólo así nuestros ciudadanos volverán a sentir la política como una actividad que une y no como una actividad que parte; sólo así nuestro país volverá a ser una realidad para todos los argentinos y no una promesa para sólo una parte.

Muchas Gracias