Estimado Sr. Gobernador y querido amigo, Miguel Angel Saiz
Distinguidos funcionarios de la provincia de Río Negro
Señoras y señores
Amigos y amigas
Encontrarme con ustedes aquí en Río Negro, portal de entrada a la Patagonia, constituye para mi un motivo de singular satisfacción, en función de la concepción que -tanto mis colaboradores como yo- tenemos de la gestión internacional y de la importancia que otorgamos al programa "La Cancillería en el Interior", programa que tuve el honor de inaugurar un par de meses atrás en la provincia de Jujuy.
Y quise comenzar refiriéndome a gestión internacional y no a política exterior porque entiendo que el concepto de gestión internacional es más amplio y abarcativo y refleja mejor la relevancia que en nuestra administración asignamos a la interacción con otros actores como son los estados provinciales, las ciudades, las organizaciones no gubernamentales, las universidades, nuestros empresarios y la sociedad civil en general.
Señoras y señores
Comenzamos esta administración, hace ya casi un año y medio, convencidos de la íntima vinculación que existe entre la política interna y la política exterior, cuyos objetivos prioritarios son promover el crecimiento del país y asegurar el bienestar de todos nuestros conciudadanos.
También iniciamos nuestra gestión conscientes de que la Argentina -al igual que la gran mayoría de las naciones latinoamericanas- debe hacer frente a una gran asignatura pendiente: cerrar la brecha que separa a los grupos más vulnerables del conjunto de la sociedad, a través tanto de esfuerzos nacionales como por medio de una cooperación internacional más dinámica y orientada al desarrollo.
Habiendo concluido la última gran cuestión del siglo XX para la región -la transición a la democracia- América Latina en general comenzó este nuevo milenio con la vigencia extendida de gobiernos democráticos pero, también, con altísimos índices de desigualdad y pobreza.
La democracia formal coexiste así con el incremento de la desigualdad, la pobreza extrema, la debilidad del orden de derecho y la percepción de la incapacidad de los Estados para garantizar el ejercicio efectivo de una ciudadanía plena.
Al respecto, me parece oportuno señalar que, si bien es cierto que el progreso de la situación de los derechos humanos es una de las tendencias más positivas del proceso de democratización regional, no se advierte una mejora sustantiva proporcional en materia de protección y promoción de lo que los expertos denominan derechos humanos de segunda y tercera generación, cuyo goce extendido es precisamente aquello que cimenta una auténtica democracia de ciudadanos y no meramente de electores.
El contexto reseñado a muy grandes trazos, así como una breve enunciación de las cuestiones centrales que afectan el bienestar y la seguridad de nuestras sociedades (pobreza y desigualdad de ingreso, inquietud social y criminalidad urbana, crimen transnacional organizado, desastres ambientales y corrupción, entre otras) ponen de manifiesto de manera elocuente el fracaso del paradigma abrazado en los años 90 por la Argentina para satisfacer el interés nacional y -en un ámbito más comprehensivo- el interés regional.
Señoras, señores
Una premisa fundamental de nuestra acción, desde el comienzo de la administración del Presidente Kirchner, ha sido la convicción de que -en el escenario del siglo XXI- la única opción para América Latina en general, y para la Argentina en particular, se expresa a través del binomio integración - desarrollo.
Hemos cambiado la matriz sobre la cual articulamos nuestra política exterior. No adscribimos a concepciones providencialistas del relacionamiento externo y sus consiguientes ilusiones de poder aparente.
Somos conscientes de que para que nuestra voz sea escuchada y nuestro país ocupe el espacio que le corresponde en el escenario internacional, debemos trabajar -con las dosis adecuadas de realismo, visión de futuro, creatividad y grandeza de miras- en pos de fortalecer y profundizar la empresa integradora a la que nos hemos comprometido públicamente.
La consolidación del Mercosur y su ampliación hacia la creación de un espacio sudamericano constituye la única opción para ampliar nuestro margen de autonomía en el contexto que presentan las actuales circunstancias mundiales.
Por mucho que nos esforcemos, ni los argentinos, ni ninguno de nuestros vecinos, podremos avanzar solos en nuestro empeño por consolidar un proceso de crecimiento económico con equidad social, combatir la pobreza y garantizar niveles de vida dignos para el conjunto de nuestros ciudadanos.
Para lograr plenamente estos propósitos, para que nuestras capacidades alcancen todo su potencial, estamos trabajando con nuestros principales socios de la región en forma coordinada en pos de un orden internacional solidario y multilateral, que contemple los intereses de los países en desarrollo en la agenda global. Consecuentes con lo mejor de nuestros principios y tradiciones, estamos promoviendo en el plano internacional los mismos valores de democracia, igualdad, libertad, justicia social y participación que el Gobierno sostiene en el plano interno.
Estoy convencido de que hemos avanzado razonablemente en el camino que nos hemos trazado. Para fundar esta afirmación, quisiera mencionar algunos ejemplos. Y cuando pienso en ejemplos, evoco hitos salientes, indicadores de que estamos transitando una senda adecuada.
Evoco así:
El Consenso de Buenos Aires suscripto por los Presidentes Kirchner y Lula, que constituye un punto de inflexión en la política exterior de la región a partir de la afirmación inequívoca respecto de la integración regional como opción estratégica de inserción en el escenario internacional;
El Encuentro de Caracas, germen de la idea de trabajar en forma conjunta ante los organismos multilaterales de crédito;
El Compromiso de Buenos Aires, firmado con Bolivia, que constituye mucho más que un acuerdo de provisión de energía. Constituye por cierto un acuerdo de futuro compartido.
Las iniciativas que -sobre la base de lo acordado en el Acta de Copacabana- estamos instrumentando con Brasil para fortalecer la coordinación de nuestras políticas.
Los acuerdos firmados con Chile que, al tiempo que consolidan nuestra sociedad estratégica, constituyen la puesta en marcha de proyectos que inciden de manera directa en la calidad de vida de nuestros ciudadanos;
Cabe mencionar también:
La misión de observación que -en forma conjunta con Brasil- enviamos a Bolivia en octubre de 2003 en ocasión de la grave crisis que culminó con la renuncia del ex Presidente Sánchez de Losada. Esta Misión constituyó el primer paso en pos de un mecanismo innovador tendiente a prevenir la ocurrencia de eventuales crisis de gobernabilidad y resguardar la vigencia de las instituciones democráticas;
La actual misión de las Naciones Unidas en Haití, en la cual participamos en forma conjunta con nuestros vecinos, asumiendo que un problema de la región debe ser afrontado por los países de la región pues debemos hacernos cargo de aquello que pueda desequilibrar nuestra realidad;
La Declaración Conjunta sobre Cooperación para el Crecimiento Económico con Equidad firmada en Río de Janeiro, donde se sentó el principio de que el pago de la deuda no se haría a expensas del crecimiento;
La Declaración adoptada una semana atrás por parte del Consejo de Ministros de la ALADI sobre la problemática de la deuda externa. La Argentina obtuvo allí el respaldo de todos los gobiernos de América del Sur, así como el de México y el de Cuba, a los esfuerzos que realizamos en nuestras negociaciones financieras internacionales. La región reconoce en dicha declaración la importancia de que la solución que se alcance no comprometa la gobernabilidad democrática ni el desarrollo económico-social;
Los sustantivos avances logrados en materia de ampliación gradual del Mercosur, cuyo hito más relevante hasta la fecha es el Acuerdo recientemente firmado con la Comunidad Andina de Naciones, que integra prácticamente a toda Sudamérica en un bloque de 350 millones de habitantes;
Los importantes pasos dados en pro del fortalecimiento institucional del Mercosur. Al respecto baste con recordar la aprobación del Protocolo de Olivos sobre solución de controversias que creó el Tribunal Permanente de Revisión y la creación de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur, cuyo Presidente -que actualmente es el Dr. Eduardo Duhalde- está facultado para representar al bloque en sus relaciones con terceros países, grupos regionales y organismos internacionales.
Si sumamos estos ejemplos y los complementamos con otros tantos, que todos los aquí presentes conocen, podemos concluir que estamos muy cerca de conformar nuestra "nación sudamericana".
Y lo estamos haciendo con el consenso de nuestra sociedad.
Amigos:
Me referí al comienzo a la importancia que nuestra administración otorga a la interacción con otros actores tales como los estados provinciales y municipales (nuestro encuentro hoy aquí constituye precisamente un ejemplo elocuente de nuestro compromiso en este sentido) y a la participación de la sociedad civil.
En la participación efectiva de los ciudadanos reaparece la importancia decisiva de la política como gestión de la sociedad. Sólo así evitamos que exista un divorcio de agendas entre la sociedad y la política -o los políticos- como ocurría en nuestro país en un pasado dolorosamente reciente.
Conscientes de la relevancia de este tema, hemos creado -en el ámbito de la Cancillería- una Representación Especial para la Integración Económica Regional y la Participación Social, que contribuye de modo activo para consolidar la idea del Mercosur como patrimonio de la sociedad. Esta Representación Especial desarrolla su labor en dos grandes ámbitos:
el Consejo Consultivo de la Sociedad Civil, que nació con el fin de informar sobre el desarrollo de las negociaciones del ALCA en el marco de transparencia propiciado por el Gobierno y cuyo espectro se amplió al conjunto de los temas que hacen a la política exterior, y
el Foro Consultivo Económico y Social del Mercosur.
La decisión de crear la Representación Especial antes mencionada implica el reconocimiento de que, ante coyunturas de creciente complejidad en las que se juegan definiciones críticas relativas al desarrollo de nuestros países, resulta fundamental avanzar hacia consensos nacionales que generen entendimiento y compromisos entre los diversos sectores sociales.
En este mismo orden de ideas, mencioné también al inicio de esta exposición, la interacción permanente que nuestra Cancillería promueve con el empresariado nacional. Al respecto, quisiera mencionar dos ejemplos que, a mi modo de ver, resultan elocuentes:
En primer término, la reciente creación, bajo el auspicio de las respectivas Cancillerías, del Consejo Empresarial Binacional argentino-brasileño, que tendrá los siguientes objetivos:
La promoción del diálogo entre los medios empresariales de ambos países;
La profundización de la integración económica por medio del establecimiento o fortalecimiento de cadenas productivas; y
El apoyo a los respectivos gobiernos en el diseño de estrategias comunes de desarrollo y de negociación en los foros económicos y comerciales internacionales.
El segundo ejemplo de estrecha cooperación con el empresariado nacional, que estimo oportuno mencionar, es el Programa de Desarrollo de Comercio Exterior, en el cual miembros de nuestro servicio exterior trabajan codo a codo con el sector privado en pos de un objetivo central de la Cancillería: el fomento de las exportaciones.
La relevancia que otorgamos a nuestra política en materia de promoción comercial y negociaciones económicas internacionales se basa en nuestro convencimiento de que exportar es crear trabajo.
Con esta convicción, hemos incrementado -sobre la base de un enfoque multipolar y abarcativo- nuestra participación en los diversos andariveles de las negociaciones económico-comerciales: bilaterales, regionales, birregionales, hemisféricas y multilaterales.
En el ámbito multilateral, por ejemplo, estamos desarrollando una diplomacia proactiva, en forma coordinada con nuestros socios de América Latina y demás regiones del mundo en desarrollo, con el fin de mejorar nuestra capacidad de negociación y ampliar las posibilidades de alcanzar resultados más equilibrados. La creación del Grupo de los 20 y los acuerdos logrados en la reunión de la OMC, celebrada en el mes de julio en Ginebra, constituyen ejemplos salientes de las potencialidades del camino emprendido en pos de una liberalización del comercio mundial que sea equitativa y beneficie a todos.
Estimo también importante destacar que un eje central de nuestra acción en materia de política comercial consiste en impulsar procesos de integración con aquellas naciones que poseen complementariedad comercial. Buscamos así un mejor acceso para nuestra industria y servicios, dejando atrás la vieja concepción de país de una sola oferta para presentarnos al mundo como una nación con intereses múltiples y no excluyentes. Ejemplos paradigmáticos de nuestra labor en esta materia han sido las misiones comerciales llevadas a cabo en Rusia y en China, países con los cuales estamos trabajando para construir una asociación mutuamente beneficiosa y de largo aliento.
En síntesis, la política comercial instrumentada por la administración del Presidente Kirchner está orientada a incrementar de modo significativo el volumen de nuestras exportaciones, diversificar la oferta nacional hacia productos con mayor valor agregado, maximizar los destinos posibles y sumar cada vez más empresarios nacionales a la actividad exportadora.
Como señalé anteriormente, la importancia asignada a la labor de promoción comercial y apertura de mercados se basa en nuestra convicción de que exportar significa crear trabajo.
Este mismo interés por la generación de empleo y de recursos genuinos guía la acción de la Cancillería en materia de difusión en el exterior de las oportunidades que la Argentina brinda para el turismo internacional. Para una provincia como Río Negro, que tiene tanto para ofrecer en esta materia, entiendo que el encuentro que hoy nos convoca puede ser una instancia adecuada para diseñar con nuestros funcionarios esquemas de colaboración que permitan optimizar las acciones de promoción que desarrollan nuestros Consulados y Embajadas.
En relación con las actividades de promoción en el exterior, no quisiera dejar de mencionar el énfasis que esta gestión ha puesto en la difusión de nuestra cultura. En particular, entiendo interesante destacar el programa de acción cultural para América Latina, iniciativa orientada a reposicionar, a pesar de las restricciones presupuestarias que condicionan nuestras posibilidades de acción, una marca tradicional en el continente: la cultura argentina.
Señoras y señores
Habiendo esbozado algunos de los principales lineamientos y objetivos de nuestra gestión, quisiera destacar que estamos trabajando, con nuestros socios de la región, para forjar una comunidad de naciones que procure fortalecer la justicia y estimular el crecimiento sustentable de nuestras economías. Una comunidad asentada en el respeto al derecho, fundada en el modelo de la cooperación, adecuando las instituciones de ayer al mundo de hoy, conscientes de que vivimos un momento muy particular de la historia universal. Un tiempo signado por cambios cuya dirección definitiva aún no conocemos, si bien sabemos con certeza que el mundo que conocimos quedó atrás y no volverá.
Me he referido a los desafíos y oportunidades que nos plantea el actual contexto internacional y regional. En particular, nuestro primer gran desafío del siglo XXI: consolidar una auténtica democracia de ciudadanos.
Al respecto, antes de concluir quisiera destacar que nuestros esfuerzos están y estarán guiados por el reto que nos propone un reconocido filósofo contemporáneo (Giorgio Agamben): "llegar a pensar de un modo nuevo la relación entre lo posible y lo real". En tal sentido, suscribimos el planteo de quien afirma que "no es lo posible que exige ser realizado, sino la realidad la que exige volverse posible. Pensamiento, praxis e imaginación (tres cosas que no deberían ser jamás separadas) convergen en el desafío común de hacer posible la vida" para todos nuestros conciudadanos pues todos tenemos igual derecho a una vida intensa, plena, libre y extensa.
Espero que todos tengamos una fructífera jornada de trabajo.
Muchas gracias.