Para los países como el nuestro, su inserción en la economia mundial se ha transformado en un elemento clave de política económica dado el estrecho vínculo entre una inserción internacional dinámica y el desarrollo sustentable.
Por estas razones, dentro de los grandes desafíos que enfrentamos hoy los argentinos se encuentra el de saber aprovechar las oportunidades que se presentan en las corrientes de comercio e inversión, controlando a la vez los riesgos que se derivan de la mayor vinculación con otras economías. En consecuencia, promover una inserción inteligente en la economía mundial es un objetivo fundamental para poder desarrollar todas nuestras potencialidades. Entendiendo como una inserción inteligente aquella que se corresponde con un proyecto inclusivo de país, con un proyecto de sociedad.
A partir de la última crisis de 2001-2002 los argentinos hemos analizado cuidadosamente el manejo de la política económica, en particular la incidencia del sector externo sobre las perspectivas de crecimiento del país. La apertura indiscriminada de nuestra economía acompañada de una moneda artificialmente sobrevaluada constituyeron, en el pasado, un modelo de inserción propio de un país excluyente, donde crecía el producto al tiempo que también lo hacia la desocupación.
Hoy el principal organizador de nuestra estrategia de inserción en el mundo es el modelo de una Argentina productiva, incluyente y moderna.
Es un hecho nuevo que la Argentina crezca con superávit en las cuentas externas y fiscales y sin necesidad de aumentar el endeudamiento con el resto del mundo. Estamos convencidos que los elementos señalados de solvencia económica son fundamentales para garantizar una inserción progresiva y sin sobresaltos en la economía mundial, a diferencia de lo que ocurría en el pasado cuando el sector externo se transformaba recurrentemente en condicionamiento para el crecimiento y el desarrollo económico.
En este contexto de progresiva inserción internacional, la política exterior ha iniciado un camino de fortalecimiento y expansión con un claro y decidido compromiso con el interés nacional. Desde esta perspectiva nuestra acción se proyecta conforme a las prioridades y necesidades de la Nación, donde la integración regional ocupa un lugar prioritario. En las últimas dos décadas, a partir del Mercosur, la Argentina ha consolidado fuertes vínculos comerciales con los países de la región. Precisamente, el Mercosur representa el principal destino de exportación, 20% en el año 2006 y 22% según datos del primer semestre de este año, y Chile aparece en segundo lugar, con el 10% en 2006 y 7% en el primer semestre de 2007.
A la vez, nuestro país es el segundo destino en importancia de Brasil y el tercero de Uruguay. En conjunto a los países de América latina destinamos aproximadamente el 40% del total nuestras exportaciones y más del 60% de la manufacturas de origen industrial. Aunque en proporción menos importante, en los últimos años se ha recuperado de manera significativa la importancia relativa de la Argentina como mercado de las exportaciones de otros países de la región.
De esta manera, los lazos comerciales con la región se profundizaron en los últimos años y, tal vez lo más importante, es que lograron superar y recuperarse de la inestabilidad económica por la que atravesó Latinoamérica, especialmente desde la devaluación de Brasil en 1999 y la profunda crisis por la que atravesó la Argentina a finales de 2001 y comienzos de 2002.
El deseo de fortalecer el comercio con los países de la región se manifiesta en hechos concretos como son las negociaciones que hemos realizado para eliminar aranceles y otras barreras al comercio, como son los recientes acuerdos con los países de la Comunidad Andina en 2005 y con México a lo largo de 2006.
Las negociaciones con los países andinos implican que hacia el año 2015 la mayor parte del comercio entre Argentina y Bolivia, Colombia, Perú, Ecuador y Venezuela habrá sido liberalizado, muy probablemente antes con este último país dada su incorporación como miembro del Mercosur.
Las negociaciones con México muestran resultados destacados, impulsados al más alto nivel político. En agosto del año pasado se acordó la ampliación y profundización del ACE 6 que implica la liberalización progresiva en 10 años para 1500 productos y posteriormente, en noviembre, se alcanzó un acuerdo para comerciar más de 100 autopartes libres de aranceles a partir de mediados del presente año. De esta manera, se complementa el acuerdo automotriz firmado por ambos países en 2002 y se refuerza la presencia del sector en el mercado mexicano al cual ya se destinan más de 60 mil automóviles por año.
La política exterior de la Argentina está comprometida con el fortalecimiento y la profundización de los lazos comerciales y de inversión entre todos los países de la región latinoamericana. Dentro de esta estrategia, el Mercosur es el principal instrumento para profundizar y mejorar la calidad de nuestra inserción económica internacional.
Hoy necesitamos responder con líneas de acción claras para dar cumplimiento a lo establecido en el Tratado de Asunción. En este sentido, Argentina impulsa aquellas decisiones como el Fondo Estructural del Mercosur y otros destinados a profundizar la relación comunitaria, fortaleciendo la credibilidad interna y externa del bloque y afianzando los vínculos en las áreas política, social, cultural, científica y tecnológica. En definitiva, la participación argentina en el Mercosur es esencial dentro de las estrategias nacionales de largo plazo.
La Argentina tiene una especial preocupación por las asimetrías en materia de desarrollo dentro del Mercosur. Creemos que el perfeccionamiento del bloque es un elemento fundamental para potenciar el desarrollo de sus miembros al generar un verdadero mercado ampliado y favorecer la competitividad de los distintos sectores económicos.
Por estos motivos, en las negociaciones del Mercosur la Argentina promueve la discusión de aquellos temas que dificultan el perfeccionamiento del mercado común, con vistas a superarlos y reducir las asimetrías que existen en el mercado ampliado. Estas cuestiones están relacionadas con las disciplinas para la utilización de incentivos que distorsionan las condiciones de competencia en la región, la revisión del Arancel Externo Común de forma que favorezca la diversificación de las estructuras productivas de los miembros, la coordinación macroeconómica, la armonización de reglamentos sanitarios y técnicos y la integración productiva regional.
La Argentina está comprometida con las disciplinas vinculadas a los incentivos de localización de inversiones, que impiden que los beneficios de la integración se distribuyan equitativamente. Creemos que es fundamental avanzar sobre propuestas que terminen con estas asimetrías y, al mismo tiempo, establezcan incentivos a nivel regional.
Como he señalado anteriormente, en los últimos años hemos creado y puesto en funcionamiento el Fondo de Convergencia Estructural del Mercosur, FOCEM, para financiar proyectos de inversión que sean útiles para disminuir asimetrías entre diferentes economías y regiones dentro del bloque. Argentina impulsó el proyecto para la erradicación de la aftosa en los países del Mercosur y Bolivia, factor crucial para asegurar la expansión de las exportaciones de carnes producidas en la región. También dentro del FOCEM se han aprobado importantes proyectos que atienden las necesidades de infraestructura y cohesión social, sobre todo en Paraguay y Uruguay, lo que representa una clara muestra de la voluntad política a fin de corregir las disparidades de desarrollo dentro del bloque.
Estamos trabajando para fortalecer el MERCOSUR y apuntamos a dotarlo de mayor fuerza y coherencia, bajo el entendimiento que la integración no debe agotarse en la ampliación de la escala de los intercambios comerciales y debemos avanzar hacia una fase de integración productiva, en la creación de cadenas de valor y en una consolidación de una competitividad sistemica regional.
Pero las relaciones comerciales van más allá de los límites regionales y, en este sentido, las negociaciones multilaterales en el ámbito de la Organización Mundial de Comercio adquieren particular significación ya que de ellas depende la liberalización de los mercados agrícolas, sector en el cual nuestro país tiene claras ventajas competitivas, y la obtención de una adecuada flexibilidad para ejecutar nuestras políticas industriales.
Para la Argentina un resultado que garantice reglas más equitativas y justas para el comercio internacional resulta de gran importancia, ya que en los últimos años la Argentina se ha transformado en global trader que exporta a más de 175 destinos. A título de ejemplo podemos mencionar que en el año 2006 destinó el 18% de sus exportaciones a la Unión Europea, el 17% al ASEAN (Corea, Japón, China e India), el 13% al NAFTA y 6% al Magreb y Egipto.
La Argentina participa activamente en las negociaciones económicas multilaterales con el firme objetivo de alcanzar equidad en las normas que rigen el comercio mundial y cambiar la situación de discriminación que han sufrido nuestros principales productos de exportación mediante barreras al comercio y otros instrumentos de distorsión del comercio, que aplican especialmente los países desarrollados.
Nuestro país se ha transformado en un actor relevante en el foro económico multilateral, a través de su membresía en los grupos que representan los intereses de los países en desarrollo, como son el NAMA-11, relativo a productos industriales, Cairns y el G-20, estos dos últimos sobre el comercio agrícola. La participación de nuestro país se refleja en acciones significativas como fue la presentación del documento sobre el párrafo 24 de la Declaración de Hong-Kong, en marzo de 2006, que sirvió para demostrar por dónde pasa el equilibrio de las negociaciones e impedir que los países desarrollados impusieran sus pretensiones de mantener protegida la agricultura al tiempo que demandan una profunda liberalización en bienes no agrícolas.
Recientemente, la Argentina profundizó su participación política en la Ronda de Doha fijando su posición mediante un nuevo documento referido a cuestiones sustantivas en la negociaciones de acceso a mercados de las manufacturas no agrícolas, o NAMA, como se lo conoce en el ámbito multilateral. Con el objeto de responder nuevamente a la asimetría del proceso negociador, presentamos en nombre del NAMA-11, un nuevo documento que fija con precisión los límites que deben guiar la negociación y que plantea la necesidad de que en bienes industriales se contemplen las diferencias entre países desarrollados y países en desarrollo y se garantice el margen adecuado para el diseño e implementación de políticas es esta área.
Los dos documentos señalados encontraron apoyo en muchos países en desarrollo. De esta manera, en los temas en que los intereses nacionales están en juego, la Argentina muestra una actitud pro-activa que ha logrado reconocimiento en el ámbito de la OMC.
En el marco multilateral y regional, nuestro país junto con los restantes miembros del MERCOSUR, también negocia activamente acuerdos comerciales con países y bloques fuera del área de América latina. Se destaca aquí la negociación con la Unión Europea de trascendental importancia comercial y política para nuestro bloque. Adicionalmente el MERCOSUR ha firmado un acuerdo comercial con la India, que está en trámite de aporbación en nuestros Congresos y que copnstituye una excelente herramienta para incrementar nuestra presencia en uno de los mercados con mayores perspectivas en el Siglo XXI.
Quiero destacar también el acuerdo que el MERCOSUR está negociando con Israel que se encuentra muy avanzado y que esperamos firmar en el curso de este año. Argentina obtendrá seguramente importantes beneficios del mismo. La lista de negociaciones en curso del MERCOSUR incluye otros bloques económicos como el del Africa Austral o el que conforman los Países del Golfo Pérsico, así como negociaciones con países como Egipto, Marruecos, Pakistán, Corea, etc. Resulta claro por lo extensa de esta agenda que el MERCOSUR ha despertado un gran interés en el mundo.
Adicionalmente al marco multilateral y regional, la Argentina lleva a cabo una estrategia de relacionamiento bilateral con distintas áreas geográficas claves como China, India, el Sudeste de Asia y Oceanía, Japón y Corea, Rusia y Asia Central, la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá, los países árabes e Israel y el Africa Subsahariana.
Esta política no sólo tiene como objetivo profundizar las relaciones comerciales sino también promover el desarrollo de proyectos conjuntos (energía, investigación) y las inversiones.
Esta estrategia garantiza el levantamiento de trabas y la creación de condiciones propicias para la expansión del comercio del país.
La Argentina ha demostrado que en el desarrollo de las relaciones bilaterales puede aportar no sólo flujos de comercio sino también intercambio tecnológico y de conocimiento. En este sentido, vale recordar algunos ejemplos que ilustran el lugar que ocupa nuestro país en materia de cooperación y transferencia de tecnología.
En primer lugar, el liderazgo de la Argentina en el comercio agrícola mundial no sólo se manifiesta a través de los volúmenes exportados sino también por el desarrollo tecnológico en este sector que nos ha permitido firmar acuerdos de cooperación con un gran número de países en desarrollo en este área.
Después de los Estados Unidos, el agro argentino es el que utiliza más biotecnología, la que se incorpora al valor del producto. Es así como, dentro de los cereales y oleaginosas que se venden al resto del mundo se están exportando importantes conocimientos científicos.
Otro ejemplo del uso de la biotecnología es a través de la obtención de materias primas para la salud humana. Un desarrollo íntegramente nacional en el marco del proyecto Tambo Farmacéutico, es el primer rodeo del mundo para producir insulina humana a partir de leche de vacunos clonados y transgénicos.
En materia nuclear, la empresa argentina INVAP ganó licitaciones internacionales y construyó reactores en Perú, Argelia, Egipto y Australia, siendo esta última calificada como una de las tres plantas más modernas del mundo en su tipo, de acuerdo al cliente ANSTO, para el que fue construida. En 2006, INVAP también fue calificada para participar en los niveles máximos de la industria nuclear estadounidense. La empresa también incursiona asimismo en nuevas áreas: ofrece servicios de mantenimiento y reparación, servicios de ciclo de combustibles a grandes centrales atómicas en todo el mundo y también ofrece su propio modelo de central compacta de cuarta generación.
Este trípode multilateralismo-regionalismo-bilateralismo se complementa, dentro de la política económica externa, con la promoción comercial de apoyo al sector empresarial en materia de identificación de oportunidades de comercio, organización de misiones de negocios, realización de seminarios, promoción de visitas de compradores extranjeros y participación en ferias y exposiciones en el exterior. Estamos convencidos que una inserción inteligente implica una activa política publica-privada de promoción de nuestras exportaciones. Sabemos que el mercado por si solo no asegura equidad en el comercio ni sutentabilidad social ni medio ambiental. Una adecuada articulación entre Estado y mercado es la condición para una inserción exitosa, particularmente de las pequeñas y medianas empresas.
El objetivo es: más exportaciones, más productos, más valor agregado y más destinos.
Todo ello tiende a que las relaciones económicas externas del país sean coadyuvantes, conjuntamente con el consumo y la inversión, al proceso de crecimiento del país y a la vez a la participación activa de la Argentina en la economía mundial, colaborando para que el país tenga un mayor peso en la toma de decisiones la esfera internacional. La Argentina estará presente en todos los ámbitos multilaterales en los que participa procurando reglas de juego mas equitativas y democráticas a la hora de las decisiones.
El multilateralismo es el instrumento más eficaz para poder ganar la batalla contra el hambre, la pobreza, la exclusión y la degradación ambiental. Mientras que la integración regional (latinoamericana) debe ser la clave para lograr nuestro desarrollo sustentable con inclusión. En el fortalecimiento de los organismos regionales, la integración física, energética, comercial, económica, política y social esta la base de nuestro futuro.
Entiendo que en esta apretada síntesis que he formulado podrán constatar que nuestro país tiene una clara estrategia de vinculación con el mundo, en el entendimiento que una inserción inteligente es indispensable para el éxito de la política económica de crecimiento con equidad que perseguimos
Muchas gracias
