El jueves 17 de febrero por la tarde, como consecuencia de la imprudencia de un turista, se inició un incendio en el Parque Nacional Torres del Paine en el sector denominado Laguna Azul, ubicado a aproximadamente 30km de la frontera con la Argentina, al sur de la localidad de Calafate.
El viernes 18, el Gobierno Regional de Magallanes declaró el alerta rojo debido a que el incendio se expandió rápidamente, llegando en ese momento a afectar 5.000 hectáreas.
Ese mismo día, el Secretario Ministerial de Gobierno se comunicó con el Consulado de la República Argentina en Punta Arenas informando que el incendio era incontrolable y solicitando la colaboración del Consejo Agrario de la Provincia de Santa Cruz, a partir de un Convenio de Control de Siniestros, firmado en el 2004.
Inmediatamente se tomó contacto con el Presidente de dicho Consejo, ingeniero Luis Campos, con la Gobernación de la Provincia y con los intendentes de Río Turbio, Matías Massu y de Calafate, Néstor Méndez, quienes coordinaron el desplazamiento de la primera brigada de combate de incendio, compuesta por aproximadamente cuarenta hombres (con los equipos respectivos), que se desplazó esa misma tarde desde Río Turbio hacia el lugar del incendio.
A su vez, el Embajador de la República Argentina en Chile, Carlos Abiahggle, realizó los primeros contactos ante la posibilidad de poner en funcionamiento el Acuerdo de Cooperación en materia de Catástrofes, entre la República Argentina y la República de Chile, firmado el 8 de agosto de 1994.
El día lunes 21 comenzó sus labores de combate un segundo grupo, esta vez proveniente de Calafate.
Ese mismo día –cuando la zona afectada ya había superado las 6.000 hectáreas– se efectuaron contactos entre el mencionado Consulado, el Gobernador de la Provincia de Santa Cruz, Sergio Acevedo, el Intendente Regional de Magallanes, Jaime Jelincic, conjuntamente con el embajador Abihaggle, donde se le sugirió a la parte chilena, tanto a nivel nacional como regional, que pusiera en marcha el Convenio antes citado. Hay que mencionar que el humo del incendio ya había penetrado en el espacio argentino.
El día 22, el Embajador chileno en Buenos Aires, Luis Maira, solicitó formalmente, a través de la Cancillería, la colaboración de la Argentina, poniéndose en funcionamiento el mecanismo que contempla el Acuerdo sobre Cooperación en materia de Catástrofes.
Como primera medida, la Cancillería argentina solicitó la intervención del SIFEM (Sistema Federal de Emergencias) del Ministerio del Interior, que a su vez activó el Plan Nacional de Manejo de Fuego, que funciona en el ámbito de la Subsecretaría de Recursos Naturales de la Nación.
En el marco de la colaboración requerida ante la emergencia por el vecino país, rápidamente se alistó para operar en la zona del incendio un avión cisterna y un equipo de brigadistas pertenecientes al Plan Nacional de Manejo de Fuego.
El día 23 arribó al aeropuerto de Puerto Natales (140 km Sur del Parque Nacional Torres del Paine), un avión Hércules de la Fuerza Aérea Argentina, al mando del vice-comodoro Pablo Megassini, transportando una brigada de aproximadamente 90 hombres, encabezada por el Coordinador Nacional de Manejo de Fuego.
Dicha brigada está compuesta por personal especializado de Bariloche, Esquel y el Calafate, quienes comenzaron sus labores en el día de ayer.
El jueves 24, el Embajador de Chile en la Argentina agradeció al señor Secretario de Relaciones Exteriores, embajador Jorge Taiana, la inmediata y eficiente ayuda de nuestro país.
Actualmente, el área involucrada supera las 15.000 hectáreas y se encuentran amenazadas 53.700 hectáreas de vegetación; 28.600 hectáreas de matorral y estepa (al este); 5.500 hectáreas de arbolada de lenga y ñirre (oeste). Se estima que hasta el momento se perdieron 3.000 hectáreas de bosque de lenga.
El incendio pone en riesgo, asimismo, una serie de guarderías CONAF (Confederación Nacional Forestal), a la importante Hostería de las Torres (que hace cuatro días fue salvada por brigadistas de Río Turbio) y a tres estancias linderas con el Parque Nacional.
Si bien es temprano para evaluar el impacto ecológico producido por las condiciones climáticas de la zona se estima que serán sumamente graves, sobre todo en la zona de bosques, ya que se trata de especies de muy lenta recuperación.
También resulta imposible evaluar la evolución de este siniestro ya que a pesar que durante la madrugada del día martes llovió, el viento imperante nunca dejó de soplar bajo los 70 km por hora, llegando a haber rachas que superaron los 100 km. La previsión del tiempo no hace prever cambios en los próximos días.