Información para la prensa nro. 106/2002
Ruckauf asistirá a las ceremonias conmemorativas en Nueva
York
El gobierno argentino reitera condena a los ataques
de 11 de septiembre
Con motivo de la conmemoración
del primer aniversario de los criminales atentados terroristas del
11 de septiembre de 2001, el Ministerio de Relaciones Exteriores,
Comercio Internacional y Culto desea reiterar la condena del Gobierno
argentino ante estos hechos luctuosos, que tuvieron como consecuencia
la muerte de miles de inocentes.
El Presidente de la Nación remitió
al Presidente de los EE.UU. George W. Bush, una nota por la cual
renueva su solidaridad y la del pueblo argentino con el pueblo y
Gobierno de los Estados Unidos y, en particular, a todos los familiares
de las víctimas de estos atentados. En ese mensaje el Dr.
Eduardo Duhalde ratificó el firme compromiso argentino para
cooperar en la búsqueda de los responsables y colaborar con
la comunidad internacional para evitar la repetición de este
tipo de crímenes - también sufridos por la Argentina
- en cualquier lugar del mundo.
Cabe señalar que el Canciller
Carlos Ruckauf asistirá como representante especial del Presidente
a las ceremonias que se realizarán el 11 de septiembre próximo,
en Nueva York, en memoria de las víctimas, con el objeto
de testimoniar con su presencia la solidaridad argentina con un
país amigo y aliado, en un momento de gran pesar.
En ese marco, el Presidente de la Nación
también envió una carta al Alcalde de Nueva York,
Michael Bloomberg, en la que le manifiesta su gran admiración
por las muestras de valentía y estoicismo dadas por el pueblo
neoyorquino tras los atentados, señalando que son una clara
demostración de que los valores de libertad, justicia y respeto
por la vida prevalecerán por siempre sobre el odio, la intolerancia
y la violencia irracional que el terrorismo representa.
La Argentina considera que los actos
de terrorismo internacional, del cual ha sido víctima en
su propio territorio, no sólo constituyen una amenaza a la
paz y a la seguridad internacionales sino que son, asimismo, una
amenaza a a vida y dignidad humanas, la convivencia pacífica
y civilizada, y ponen en peligro la estabilidad y consolidación
de la democracia y el desarrollo socio-económico de las naciones.
10 de septiembre de 2002